Recuerdos de Gabriel García Márquez en Roma - Parte III - itBogotá

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Recuerdos de Gabriel García Márquez en Roma – Parte III

Recuerdos - Gabriel García Márquez

Durante dos especiales en ItBogotá, hemos replicado algunos de los recuerdos de Gabriel Garcia Márquez durante su estadía en Italia, más específicamente en la capital. Al borde la muerte en Roma y Los métodos romanos contra el calor; los primeros.
En esta oportunidad, compartimos «Las hermosas prostitutas de la Villa Borghese». Cabe aclarar que dicho material fue extraído de la Fundación de Gabriel García Márquez. Así que sin más preámbulo, te invitamos a leer un fascinante texto del escritor colombiano.

Recuerdos

«Yo no tomo notas. Si tomo notas creo que las cosas que me interesan se me van a olvidar. Por eso cuando creo que hay algo que realmente me va a interesar no lo anoto. Hay un proceso de selección de los temas y de los datos que es preferible dejárselo a la memoria. Aunque sea una memoria ya con huecos, una memoria deteriorada», escribió en Cambio 16, enero de 1996. Una frase que habla de la forma como el escritor intentaba «captar» lo que sucedía a su alrededor. Como lo anticipamos, nos centraremos en uno de sus recuerdos de Italia, un hermoso texto que emociona a sus lectores.

Las hermosas prostitutas de la Villa Borghese

Los únicos seres despiertos a las tres de la tarde en aquel verano (…) eran las putitas tristes de la Villa Borghese, que hacían de día lo que todas las otras hacen de noche, inclusive trasnocharse. El tenor Rafael Rivero Silva y yo vivíamos en dos cuartos contiguos de una pensión cercana, cuyo único defecto era estar a la vuelta del jardín zoológico, de modo que uno despertaba a media noche asustado por el rugido de los leones.

Después del almuerzo…

Después del almuerzo, mientras Roma dormía, nos íbamos en una Vespa prestada a ver las putitas vestidas de organza azul, de popelina rosada, de lino verde, y a veces encontrábamos alguna que nos invitaba a comer helados. Una tarde no fui. Me quedé dormido después del almuerzo, y de pronto oí unos toquecitos muy tímidos en la puerta del cuarto. Abrí medio dormido, y vi en la penumbra del corredor una imagen de delirio. Era una muchacha desnuda, muy bella, acabada de bañar y perfumar, y con todo el cuerpo empolvado.
–Buona sera –me dijo con una voz muy dulce–. Mi manda il tenore. (…)
La imagen de aquella muchacha en sus puros y hermosos cueros a las tres de la tarde se me quedó para siempre en la memoria, como uno de los tantos milagros que sólo son posibles en el sopor de Roma en verano.

El placer de narrar

«A partir de cierta edad, cualquier cosa que uno escribe ya forma parte de sus memorias. Los cuentos que estoy escribiendo ahora son una mezcolanza de realidad y de ficción, de memoria y de invención, que yo mismo ya no sé dónde termina una cosa y dónde empieza la otra. Y de veras hay momentos en que no sé si me sucedió o me lo inventé o que me lo inventé hace tanto tiempo que ya creo que me sucedió», El País, noviembre de 1991.

Recuerdos de Gabriel García Márquez en Roma – Parte III ultima modifica: 2021-10-18T14:01:00-05:00 da Cindy Lopez
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