La carrera de los descalzos es una tradición que se ha mantenido por años en Cerdeña, la cual se remonta a una batalla victoriosa por la intercesión de San Salvador.
Carrera de los descalzos, un rito milagroso
El primer sábado y domingo de septiembre de cada caño se realiza en Cerdeña, Italia, la carrera de los descalzos. Esta consiste en recorrer 7 kilómetros, sin parar un solo momento, desde Cabras hacia un pequeño pueblo llamado Sinis.
La carrera se hace con el propósito de ofrecer este sacrificio a San Salvador, a cambio de alguna petición en especial que le haya hecho cada quien. Para ello, todos los años se dan cita alrededor de 900 hombres de todas las edades, los cuales son nombrados como “El ejército de San Salvador”. Al final de esta procesión los participantes, lugareños y turistas se reúnen para disfrutar de música, fuegos artificiales y comida típica de la región.
Vestimenta
Para participar de esta tradición, los hombres se ponen un hábito blanco encima con un cordón atado en la cintura. Mientras que en los pies no emplean calzado alguno, ya que la idea es recorrer toda la ruta descalzos.
Esto hace que el sacrificio sea aún mayor, ya que los hombres deberán someterse a cualquier piedra, elemento corta punzante o tropiezos que pueda haber en la vía. A su vez, alguno de ellos va cargando la estatua del santo, así como una bandera.
¿De dónde proviene la tradición de la carrera de los descalzos?
Esta tradición se remonta hacia el año 1619, en aquel entonces los sarracenos (árabes o musulmanes) invadieron y saquearon la región de Cabras, Italia.
A su vez, también lo hicieron con la península de Sinis, ubicada en la costa centro occidental de Cerdeña.
Los intrusos aprovecharon para encarcelar a los hombres, pretendiendo así llevarse a las mujeres que vivían allí.
Cuentan que los habitantes de Cabras salieron corriendo por las calles, en sus pies llevaban ramas atadas, en vez de zapatos. Su plan fue correr para levantar mucho polvo y así despistar a los enemigos, haciéndoles creer que se enfrentaban con un gran ejército de hombres dispuestos a defender su territorio. Con esto lograron que los sarracenos huyeran, y desde ese entonces cada año realizan esa misma acción memorando la victoria que habían tenido tiempo atrás.
Carrera de los descalzos en honor a San Salvador
En esa misma batalla, mientras ocurrían los asaltos, los hombres pusieron a salvo una estatua de San Salvador, por lo que se cree que este santo también los salvo a ellos de una desgracia. De esta manera, San Salvador se ganó la devoción de los habitantes de Cerdeña, quienes corren largas distancias mientras piden un milagro o pagan manda por algún favor recibido. Es de resaltar que Salvador se convirtió en santo por los múltiples milagros que realizó en vida, entre ellos en Cerdeña. Su última morada antes de su muerte fue en el convento de Santa María de Jesús, ubicado en Cagliario, Cerdeña.
