El Coliseo Romano hace parte de la lista de las 7 maravillas del mundo, destacado por su belleza y tamaño.
¿Qué es el Coliseo Romano?
El Coliseo Romano es un anfiteatro edificado por Tito Flavio Vespasiano durante el Imperio Romano entre los años 70 y 80 d.C. Por esta razón, en ese momento se le conocía como Anfiteatro Flavio.
Después de su finalización, el Coliseo se convirtió en el anfiteatro más grande de Roma, con unas dimensiones de 188 metros de largo, 156 metros de ancho y 57 metros de alto.
El Coliseo está ubicado en la ciudad de Roma, Italia, al este del Foro Romano, y está construido sobre un terreno plano, que es una construcción pionera para este tipo de estructura.
¿Cómo lucía este lugar?
El Coliseo Romano, como todos los anfiteatros, tiene forma circular con gradaciones para que el público pudiera ver claramente las representaciones.
Había espacio para 55 millones de personas. El mejor asiento estaba reservado para el Emperador y su familia, mientras que el resto de la audiencia se sentaba según su riqueza e importancia.
A los más pobres les tocaba ubicarse en la parte más alta, pues era el lugar donde peor se veían los espectáculos.
Espectáculos en el Coliseo Romano
El propósito del Coliseo era brindar entretenimiento al pueblo romano. Cada año se celebraban en Roma alrededor de 165 fiestas anuales, muchas de ellas en el Coliseo. En este espacio se llevaron a cabo diversos tipos de espectáculos.
Se estima que entre 500.000 y 1.000.000 de personas fallecieron a consecuencia de estos hechos.
Dentro de los muros del Coliseo Romano se llevaban a cabo peleas de gladiadores y animales, luchando por la vida o la muerte. Gracias a un sofisticado sistema de canalización, los pisos inferiores podían llenarse de agua, permitiendo la celebración de batallas navales.
Entradas al coliseo
El Coliseo tenía decenas de puertas de entrada así como vomitorios que daban acceso a las gradas.
Además, contaba con un sistema de comunicación interna de pasillos y escaleras perfectamente sincronizado y estructurado para que pudiera ser utilizado por un gran número de personas sin generar confusiones ni aglomeraciones. Como resultado, las dos entradas más importantes se ubicaron en los extremos más alejados del eje más largo de la arena.
La Puerta Triumphalis (en el lado este, frente al foro) era por donde entraban los ganadores y el Puerto Libitinaria (hacia San Juan de Letrán), por donde se transportan los cuerpos de los vencidos.
Cada punto de acceso tenía su propio número. Como resultado, cada visitante podía localizarla fácilmente y elegir por dónde debía entrar.
Nuevos usos
Tras la caída del Imperio Romano y el surgimiento de la Edad Media, el Coliseo perdió su antiguo papel como centro de entretenimiento y se utilizó para una variedad de propósitos. Entre esos: fábricas, posadas, fortificaciones, mercados, tabernas, casas particulares y graneros, etc.
El Coliseo fue devuelto al cuidado de la Iglesia Católica en el siglo XVIII, y fue entonces cuando fue designado como santuario cristiano, lo que poco a poco despertó una conciencia patrimonial.
