Bienvenidos a una nueva aventura por la capital colombiana. El protagonista es el Museo de Arte Moderno de Bogotá, más conocido como MAMBO. Este espacio cultural es catalogado como un lugar pluricultural, dinámico, de investigación.
«Expone su patrimonio cultural y las diversas manifestaciones del arte moderno y contemporáneo con el fin de generar experiencias significativas y procesos de aprendizaje que contribuyan a la transformación social», expresa su página oficial.
¿Qué encontrar en MAMBO?
Este edificio está ubicado en el centro cultural e histórico de Bogotá y fue diseñado por Rogelio Salmon, un destacado arquitecto francés. Las instalaciones en sí tienen mucho que contar y colman de admiración a sus visitantes. Sin embargo, cuenta con muestras temporales y permanentes que constantemente emocionan a los visitantes.
Las muestras reflejan diferentes visiones del mundo moderno y contemporáneo. Tal y como lo cita la web oficial, con artistas colombianos, latinoamericanos y de talla internacional. Además de tener una oferta de seminarios, encuentros teóricos, proyecciones y artes en el auditorio.
Sus Espacios:
Cuenta con más de seis salas (Sala Soniay Carlos Haime, Sala múltiple, Sala Marta Traba, Sala Alejandro Obregón (Patio cubierto y sala triángulo) y Sala Carlos Rojas. Además de un auditorio con capacidad para 167 personas. Cada rincón del museo nos evoca arte, encanto y buen gusto. Sin duda, un escenario cultural que debe enorgullecer a los capitalinos y los amantes de estas expresiones artísticas.
Horarios
Martes a sábado 9:00 a.m a 5:00 p.m. Domingo 12:00 m a 5:00 p.m.
Claudia Hakim, su directora
Claudia Hakim es la directora del museo. Su legado se ve reflejado en diversos escenarios del MAMBO y asumió uno de los retos más emocionantes de su carrera, más aun con la pandemia como protagonista. En una de sus columnas para el Diario el Tiempo «El arte nos estremece» podemos conocer parte de su perspectiva, de la pasión y amor que la mueven por estos proyectos.
¡El arte nos estremece!
«De las múltiples que existen en el mundo, que por el covid tuvieron que ser suspendidas, la más valiente fue Arco Madrid: se realiza cada febrero, sus organizadores la programaron para julio y la hicieron presencial. La apuesta implicó riesgos que se concretaron: primero, el cambio de fecha a la época de verano y, segundo, la restricción de tránsito de pasajeros entre Europa, Estados Unidos y Asia, lo que redujo sustancialmente el volumen de público. Además, esto condujo a una menor cantidad de galerías presentes, lo que implicó una oferta creativa más limitada», sentenció.
¿Fin?
Por el contrario, exaltó esta dura misión: «Es así como el arte no puede terminar siendo un mercado digitalizado; necesitamos una relación directa con las obras, activar los sentidos, intercambiar miradas, tener sensaciones táctiles y participativas. ¡El arte nos estremece!», concluyó en dicha columna de Opinión.
«El diagnóstico de los museos es crítico si se tiene en cuenta que hasta los más renombrados de ellos en todo el planeta están enfrentando serias dificultades económicas por la falta de público, el insuficiente apoyo estatal y las donaciones acostumbradas de sus benefactores», escribió en «Los museos: ¿su patrimonio, su salvación?»
