En la capital colombiana existen diversos castillos con una arquitectura fascinante que guardan historias de hace muchos años atrás.
Castillos y coronas
Cuando hablamos de castillos, palacios o palacetes, solemos pensar en los que están ubicados en Europa o algunos ubicados en Asia. Pero ¿qué tan verosímil es verlos en Colombia, y más específicamente en Bogotá? Omitiendo los que heredamos de nuestra época colonial, muy pocos sería la respuesta mayoritaria.
Sin embargo, esta conclusión es errada, puesto que en la ciudad podemos encontrar algunos en diferentes sectores de ella, los cuales fueron inspirados en los catillos europeos. Unos de los más conocidos es el caso del Castillo del Mono Osorio y el Castillo de Marroquín.
La mayoría de estas propiedades comparten grandes rasgos de los castillos construidos por la coronas Aragón y de Castilla en sus antiguas posiciones, en las regiones de Flandes en Bélgica, o Calabria y Apulia en Italia.
El Castillo de la Magdala
Otro de los menos conocidos es el Castillo de la Magdala. Está ubicado en la localidad de Usaquén, sobre la antigua salida hacia el Gavio, específicamente en la carrera 5 con 189.
Este fue construido por el arquitecto Héctor Reyes en la década del 40. En sus paredes se guarda la historia de los últimos años de la vida del general Pedro León Acosta, el cual murió luego de regresar de su exilio.
Castillo del Mono Osorio
Esta propiedad fue construida por el odontólogo Crisóstomo Osorio en el año 1915, está inspirado en un castillo belga del siglo XII. Inicialmente tenía una función meramente residencial, la cual cambio con su muerte. Su hijo lo convirtió en un restaurante de comida española para la década del 70. En la actualidad funciona como restaurante y cuenta con algunos pequeños locales comerciales.
Para sus años de esplendor, cuando su primer propietario lo tenía, este castillo contaba con caballerizas y amplias zonas verdes, pero con el paso del tiempo estas fueron desapareciendo. Unas de las leyendas que rodean esta propiedad es que por cada diente que retiraba su propietario, era colocada una piedra en la propiedad.
Este edificio de piedra con hierro forjado en sus ventanas se encuentra ubicado en el barrio Rosales en el norte de la ciudad, específicamente en la carrera 3 con 74.
Castillos de Marroquín
Esta es una de las propiedades más emblemáticas de la sabana de Bogotá. Fue construido a finales del siglo XIX y principios del XX con una clara inspiración en los castillos franceses. Esta obra fue diseñada por el arquitecto Gastón Lelarge, por encargo de la familia Marroquín, una de las más influyentes de la época.
Esta propiedad guarda macabras historias, a pesar de que inicialmente fue una residencia, la cual luego de su primera venta se convirtió en un cabaret. Más adelante, funcionó como hospital psiquiátrico. Para los años 70 un importante empresario venezolano compra la propiedad y la restaura para convertirlo en un salón de eventos.
A pesar de estos, durante la década del 80 y 90 perteneció a un presunto narcotraficante, lo cual lo desembocó a ser objeto de extinción de dominios.
